En cada hogar, en cada rincón de este hermoso país, donde las
afortunadas familias que pueden tener acceso a un trabajo, un techo y
que en su rutina diaria, se enteran por los medios, o al hablar con un
vecino, de los acontecimientos que se viven, no pueden escapar al
encontrase con sus pares, a indagar sobre la realidad cotidiana Argentina,
reduciendo su pregunta a: -Que opinas de esto? -Que crees que hay que
hacer con aquello? Y ahí es donde una diversidad enorme de respuestas
les llegan según los variados puntos de vista. Algunas respuestas
estarán cargadas de fanatismo, otras de descontento, otras de
irracionalidad, algunas por que no de alegría, otras denotan
resignación, pero todas coinciden en algo:
El descreimiento total o parcial, hacia las instituciones, a
la corrupción como algo imposible de erradicar o como parte natural de
la conducta humana. Este descreimiento, viene disparado de frases como
–“Y… mejor malo conocido que bueno por conocer...” o “de la juventud no
esperes nada, ya están a contramano del sistema” y es ahí, donde aquella
persona que buscaba entablar una mera conversación y de paso enterarse
algo de política y actualidad, termina contagiado de esa resignación o
frustración cargadas en las respuestas que consiguió de su entorno. Y de
a poco va cayendo en el peor de los flagelos de una sociedad, la indiferencia. Ahí es donde poco a poco ganara terreno el individualismo o el desafortunado “sálvese quien pueda”, ahí justo ahí, empiezan a socavarse los pilares fundamentales de toda posibilidad de desarrollo como sociedad.
Pero no es esta situación irremediable, y mucho menos difícil de cambiar.
Porque basta que una sola persona, solo una, diga basta y este convencido de que puede cambiar las cosas para que todo cambie. Pero para darle rapidez y efectividad a esa lucha, y conseguir resultados reales, no hay nada mejor que recurrir a la unión, porque juntos no se cederá un solo paso en la búsqueda de un cambio. Para eso nos nutriremos de militancia, de trabajo en equipo, siendo el motor de esta unión, el amor por el lugar al que pertenecemos, ciudad, pueblo, barrio o comuna, ése amor será el que nos dará identidad y herramientas para ayudar, mejorar,e incluso crear.
Esta unión ya se empezó a gestar, y necesita de más y más ayuda, solo recibiendo a aquel que desinteresadamente procure obtener la mera satisfacción de servir a la comuna o a aquel vecino que lo necesite sin distinciones de ningún tipo.
Solo algo nos caracterizara como grupo y es que somos personas de acción, no solo de debate, porque creemos por sobre todas las cosas que La unión hace la fuerza”.